El brote de sarampión en Filipinas continúa su escalada con 8.443 casos confirmados desde comienzos de año y 136 muertes por la enfermedad, la mayoría de niños menores de cinco años, según los últimos datos del Departamento de Salud.
El 83 % de las víctimas son niños que no habían sido vacunados, ya que Filipinas ha sufrido un fuerte descenso de la tasa de inmunización, en parte causado por el escándalo de Dengvaxia, una vacuna contra el dengue que se aplicó en escuelas entre 2016 y 2017 y que se vincula con la muerte de varios niños.
Su fabricante, la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur, tuvo que admitir en 2017 que acarreaba efectos adversos y que las personas vacunadas que contrajeran dengue por primera vez sufrirían síntomas mucho más severos.
La situación es especialmente grave en el área metropolitana de Manila, capital muy densamente poblada con 13 millones de habitantes -alrededor de un tercio en asentamientos ilegales-, donde los contagios por sarampión crecieron un 1.000 % en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Con la intención de contener el brote para abril, las autoridades sanitarias emprendieron la semana pasada una campaña de inmunización masiva en Manila, donde ya han sido vacunados unos 130.000 niños de los 450.000 que se calcula que lo necesitan.
En todos el país, se estima que unos 2,6 millones de niños no están debidamente inmunizados por la pérdida de confianza en las vacunas, por lo que la campaña también se llevará a otras provincias.
“Poco a poco la fe en las vacunas está regresando. La única respuesta al brote es la inmunización”, indicó este lunes a los medios el secretario de Salud, Francisco Duque.
Las autoridades han lanzado también una fuerte campaña de información para restaurar la confianza pública en las vacunas, que cuenta con el apoyo de conocidas figuras como el popular senador y boxeador Manny Paquiao.Efe