Las autoridades de salud de Nicaragua informaron hoy de que se han detectado 52 nuevos casos de “locura colectiva” en el Caribe norte de este país centroamericano.
De los 52 afectados, 40 son hombres y 12 mujeres, todos originarios de la comunidad de Raití, Alto Wangki, ubicado en la Región Autónoma del Caribe Norte (RACN), detalló el Ministerio de Salud (Minsa) en un reporte leído por la vicepresidenta Rosario Murillo.
La edad de los varones oscila entre 9 y 24 años, indicó Murillo, también primera dama del país.
“El Minsa está atendiendo a los afectados. Hay un médico tradicional que también los está atendiendo, y el jefe del Gobierno Territorial gestiona la llegada de otro médico tradicional”, anotó.
Este mal es conocido por los nativos del Caribe norte de Nicaragua como “grisi siknis” y es una especie de locura o histeria colectiva que afecta principalmente a indígenas miskitos, que es tratada con medicina natural.
Los afectados sufren convulsiones, alucinan y corren desesperadamente por la aldea con palos o machetes en manos, hasta que se desmayan y recuperan la conciencia sin recordar nada.
El mal es atribuido a maleficios a cargo de brujos o hechiceros, muy temidos en esa zona, una de las más pobres del país, para obligar a la gente a pagar cuantiosas sumas de dinero por la cura a cambio de salvar la vida a sus seres queridos.
Los científicos consideran, sin embargo, que se trata de estados graves de desesperación causados por la extrema pobreza en que han vivido los indígenas miskitos del Caribe norte.
En septiembre de 2017 se registró un brote de “grisi siknis” en la comunidad de Raití, Alto Wangki, y otro en diciembre pasado en la comunidad de Walakistan, del departamento de Jinotega.
En mayo de 2016, en la ciudad colonial de León, que está a 90 kilómetros al noroeste de Managua, un grupo de estudiantes universitarios debieron ser tratados por la enfermedad, y en 2003 y 2009 también se registraron brotes en el Caribe norte del país, informa Efe.
El antropólogo nicaragüense experto en pueblos indígenas Víctor del Cid ha sugerido que sean chamanes los que atiendan ese mal en Nicaragua, con sus técnicas y procedimientos ancestrales.