Un estudio internacional ha identificado ocho mutaciones genéticas vinculadas a la anorexia nerviosa y sugiere que esta enfermedad es, al menos en parte, un trastorno metabólico y no puramente psiquiátrico como se pensaba hasta ahora.
La anorexia nerviosa es una enfermedad grave que puede ser potencialmente mortal, recuerda en una nota de prensa el King’s College de Londres, que señala que sus síntomas pueden incluir un peso corporal peligrosamente bajo, un miedo intenso a aumentar de peso y una imagen corporal distorsionada.
Fernando Fernández-Aranda y Susana Jiménez-Murcia, dos de los autores del trabajo e investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) en Hospitalet de Llobregat (España), explican a Efe que cuando se mira a qué se asocian estas ocho áreas del genoma, se ve que se relacionan a otros trastornos psiquiátricos, a trastornos metabólicos o a situaciones relacionadas con aspectos endocrinos, índice de masa corporal u obesidad.
Ambos, asociados también al Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (Ciberobn), señalan Efe que este trabajo pone de manifiesto, como ya se venía apuntando, la necesidad de ver la anorexia no solo como un trastorno mental, sino como una enfermedad con muchos factores implicados.
De ahí, añaden, que numerosas líneas de investigación de este Ciber, durante los últimos diez años, se hayan dirigido a dilucidar la interacción existente entre situaciones extremas de peso (de la anorexia nerviosa a la obesidad) así como los factores diferenciales y compartidos que presentan.
Según el estudio, la base genética de la anorexia nerviosa se solapa con rasgos metabólicos (incluido glucémicos), lípidos (grasas) y antropométricos (medición corporal), y esto es independiente de los efectos genéticos que influyen en el índice de masa corporal.
De igual forma, las variables genéticas implicadas en la anorexia nerviosa se asocian con otros trastornos psiquiátricos como el trastorno obsesivo-compulsivo, la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia. EFE