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El Gobierno italiano ha propuesto subir el impuesto a la bollería industrial, las bebidas azucaradas y a los billetes de avión, una iniciativa con la que prevé recaudar 1.500 millones de euros al año y que ha puesto en pie de guerra al sector alimentario y a las asociaciones de consumidores.
La idea ha sido del ministro de Educación, Lorenzo Fioramonti, del Movimiento 5 Estrellas (M5S), bajo el argumento de que gravar la bollería y las bebidas azucaradas protegerá la salud de los niños, mientras que el impuesto a los vuelos responde a su factor contaminante.
Fioramonti no ha dado muchos detalles, pero ha justificado que el Estado recaudaría 1.500 millones para 2020 y podría destinarlos a investigación y educación, una idea que ha sido criticada por organizaciones empresariales y consumidores, que solicitan una mesa de diálogo con el Ejecutivo para abordar la cuestión.
La asociación de consumidores Codacons ha señalado en una nota que el gravamen sobre la bollería industrial y los refrescos carbonatados provocará a las familias “un gasto de 58 euros más por año” y su “efecto disuasorio en el consumo sería mínimo, de un 10 %”, tal y como demuestra “la experiencia de otros países que han aplicado medidas similares”, mientras que “no tendría un efecto real en la salud”. EFE