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La disminución de una hormona producida por la placenta y que es crucial para el desarrollo del cerebro aparece vinculada con el riesgo de comportamientos autístas en la criatura, según un estudio presentado en la conferencia anual Neuroscience 2019.
Los investigadores del Hospital Nacional de Niños de Chicago (EEUU) señalaron el papel de la hormona neuroesteroide llamada alopregnanolona, generalmente abreviada como ALLO, cuyo suministro disminuye o cesa abruptamente en los nacimientos prematuros.
“Hasta donde sabemos, ningún otro equipo de investigación ha estudiado en qué forma la ALLO contribuye al desarrollo del cerebro y los comportamientos a largo plazo”, indicó Claire Marie Vacher, la autora principal del informe.
“Nuestro estudio encontró que la pérdida localizada de la ALLO en el útero conduce a alteraciones estructurales de largo plazo en el cerebelo, una región del cerebro que es esencial para la coordinación motriz, el equilibrio y la cognición social, y que aumenta el riesgo de desarrollar autismo”, añadió.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de Estados Unidos, casi uno de cada diez bebés nace prematuro, esto es antes de las 37 semanas de gestación, y uno de cada 19 niños nacidos presenta trastornos dentro del espectro del autismo.
El autismo es un trastorno del desarrollo que se caracteriza por dificultades en las relaciones sociales y la comunicación, y por comportamientos restringidos y repetitivos. Los padres y madres, habitualmente, notan indicios de autismo en los primeros tres años de vida de sus hijos, y esos indicios a menudo se desarrollan gradualmente.
Las autoridades sanitarias calculan que en todo el mundo hay más de 25 millones de personas afectadas por diversas manifestaciones de autismo. El trastorno ocurre de cuatro a cinco veces con más frecuencia entre los varones que entre las niñas, y el número de personas diagnosticadas ha aumentado sustancialmente desde la década de 1960.
Los científicos no han determinado aún si este incremento es resultado de mejores procedimientos para el diagnóstico o de un aumento real de la incidencia de casos.
La hormona ALLO la produce la placenta en el segundo trimestre del embarazo y los niveles de esteneuroesteroide alcanzan su máximo a medida que el feto se acerca de la gestación completa.
Para investigar qué ocurre cuando se entorpece el suministro de ALLO, los investigadores del Hospital Nacional de Niños crearon un novedoso modelo transgénico clínico con el cual retiraron un gen que es esencial para la síntesis de esa hormona.
Cuando la producción de la ALLO en las placentas de esos modelos experimentales disminuye, las crías muestran cambios en el desarrollo neuronal de una manera específica por sexo y región del cerebro.
“En lo que concierne a la estructura, las anomalías más pronunciadas aparecieron en la materia blanca del cerebelo” explicó Vacher. “Encontramos un grosor aumentado de la mielina, una capa aislante rica en lípidos que protege las fibras nerviosas”, agregó.
En el aspecto referido al comportamiento, las crías macho cuyo suministro de ALLO se redujo abruptamente mostraron más comportamientos repetitivos y déficit de sociabilidad, dos rasgos comunes en los humanos con trastornos dentro de la gama del autismo.
Un aspecto positivo en el estudio fue el encontrar que una sola inyección de ALLO durante el embarazo fue suficiente para evitar las anomalías en el cerebelo y los comportamientos sociales aberrantes en los modelos experimentales. EFE