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El presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró que su Gobierno ya ha iniciado el proceso para erradicar el sida en EE.UU. en el plazo de una década, un ambicioso reto que algunos científicos ven con escepticismo debido al impacto en las comunidades afectadas de otras políticas de la Casa Blanca.
En dos tuits con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se conmemora cada 1 de diciembre, Trump se refirió a la promesa que hizo en febrero de acabar con esa enfermedad en su país antes de 2030.
“Hoy reafirmamos nuestro compromiso para acabar con la epidemia del VIH/sida en Estados Unidos, comunidad por comunidad, donde acabaremos con el sida en diez años, con un programa que ya ha empezado. El liderazgo estadounidense ha demostrado que podemos salvar vidas”, escribió Trump.
Durante su discurso anual sobre el Estado de la Unión en febrero, Trump pidió al Congreso trabajar con él para “eliminar la epidemia del VIH en el plazo de 10 años”.
Trump solicitó después 291 millones de dólares para la iniciativa en su presupuesto del año fiscal 2020, y el Departamento de Salud precisó que su objetivo era reducir las nuevas infecciones por HIV en un 75 % en los próximos cinco años y en un 90 % en los próximos diez.
En una primera fase que durará cinco años, el programa busca concentrar recursos en 48 condados del país y en las ciudades de Washington y San Juan (Puerto Rico), donde se registraron más del 50 % de nuevos diagnósticos de HIV en 2016 y 2017.
La segunda fase tratará de expandir ese modelo a nivel nacional, y en una tercera etapa habrá una “gestión de casos más intensiva” para intentar mantener bajo un número de infecciones que en 2017 rondó las 40.000 nuevas, según el Departamento de Salud.
Muchos científicos y expertos consideran que el objetivo es realizable, pero temen que las políticas de Trump hacia los colectivos más vulnerables a la infección por HIV -la comunidad LGBTQ, los afroamericanos y latinos y las personas más pobres- supongan un obstáculo a la hora de llevarlo a cabo.
Otros advierten de la complicación logística y el alto coste que supondría encontrar a todas las personas con HIV o con alto riesgo de contraerlo en Estados Unidos y mantener su medicación durante muchos años o de por vida, algo que la comunidad científica considera imprescindible para erradicar el sida en el país.
Los recortes del Gobierno de Trump a los seguros de salud subvencionados para pobres y ancianos -Medicaid y Medicare, respectivamente- podrían boicotear el objetivo, dado que muchos de los afectados acceden a su medicación bajo esos programas. EFE