Panamá comienza este viernes con cinco días de juerga y desenfreno. Los Carnavales son las fiestas más populares del país centroamericano y miles de personas se desplazan al interior para celebrarlos, pero también es la época del año en la que se disparan los contagios de VIH.
La Fundación Pro Bienestar y Dignidad de las Personas Afectadas por el VIH-sida (Probidsida), la asociación más importante del país, ha puesto en marcha esta semana una campaña de prevención de cara a las fiestas del Rey Momo, que incluye pruebas gratuitas y distribución de preservativos y folletos informativos.
“Son días en los que se bebe mucho alcohol y la juventud no se controla. Cuando uno está tomado (borracho), no piensa en lo que está haciendo”, afirmó a Efe su portavoz, Nathaly Navarro.
El VIH es un virus que no puede detectarse inmediatamente y que tiene un “periodo de ventana” de entre tres y seis meses, lo que significa que una persona infectada puede demorar hasta 180 días en desarrollar anticuerpos, explicó la activista.
“El mes en el que tenemos más positivos es junio. Las infecciones que contabilizamos en junio suelen estar relacionadas con relaciones sexuales de riesgo que han ocurrido en Carnavales”, apuntó.
“Los Carnavales son alegría y diversión, solo te pido que lo hagas sanamente. El VIH no tiene rostro. Una relación sexual puede dejarte infectada o embarazada, ¡protégete!”, dice la reina carnavalera en el vídeo lanzado en las redes sociales por Probidsida.
En Panamá, hay actualmente cerca de 26.000 personas con VIH, de las cuales el 57 % recibe tratamiento. La fundación, que recoge anualmente datos de todos los hospitales públicos y privados a nivel nacional, calcula que en el país hay otras 30.000 personas que desconocen que están infectadas.
Al igual que en el resto del mundo, los grupos poblacionales más afectados en Panamá son las trabajadoras sexuales, los hombres homosexuales, las personas transgénero y los reclusos.
El director de ONUSIDA para América Latina y el Caribe, César Núñez, aseguró a Efe que existe un “repunte” de la epidemia no solo en Panamá sino en toda la región porque “se ha bajado la guardia” tras muchos años de lucha.
“Es bueno que los países cuenten con programas de tratamiento, pero el propósito final es llegar a una reducción significativa de las tasas de infección”, indicó.
Para Núñez, la solución pasa por “intensificar” las campañas de prevención e incluir la educación sexual en los currículos escolares, una tarea pendiente especialmente en Centroamérica, donde varias iniciativas legislativas han suscitado un fuerte rechazo en los sectores más conservadores y religiosos.
“Los jóvenes se informan en la calle, se informan de sus amigos, pero no necesariamente son los que tienen la información adecuada”, alertó. Efe