La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) denunció hen un informe el uso repetido de gases lacrimógenos dañinos para la salud en centros de detención juvenil de California.
El documento, titulado “Tratamiento tóxico: el abuso de las armas de gas lacrimógeno en la detención juvenil de California”, concluyó que los guardias de los centros de detención juvenil en ese estado usaron esta arma más de 5.000 veces entre enero de 2015 y marzo de 2018.
El informe subraya que el número de incidentes en los que se empleó gas lacrimógeno podría ser en realidad superior, ya que 13 condados no proporcionaron datos al respecto.
“El uso de armas de gas lacrimógeno como una forma de controlar a los niños en el sistema de justicia juvenil es perjudicial y punitivo”, dijo en un comunicado el abogado de ACLU y autor del estudio, Ian Kysel.
“También es innecesario. Como otros 35 estados reconocen, es posible tratar a los jóvenes detenidos con humanidad y dignidad”. añadió.
La ACLU resaltó que el gas pimienta está clasificado en la ley de California como un arma y alertó de que puede causar paros respiratorios e incluso aumentar el riesgo de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos si se usa repetidamente en adolescentes.
Entre los testimonios recogidos en el informe destaca el de una menor de 14 años que, al segundo día de estar en las instalaciones, recibió una descarga de gas lacrimógeno cuando los guardias intentaban detener una pelea en las duchas en la que ella no participaba.
“Pensé que iba morir. Intenté respirar y respiré (el gas pimienta) en mi nariz. Eso se puso en mis ojos y en la boca y en toda mi cara”, relató la adolescente, que permaneció tirada en el suelo al menos 10 minutos.
Sus quemaduras en la piel y en la garganta fueron tan graves que obligaron a las autoridades a enviarla al hospital cuatro días después de haber recibido la descarga de gas.
Como parte del informe, la ACLU recomendó al Legislativo de California que prohíba el uso de todos los agentes químicos, incluidas las armas de gas lacrimógeno, en el sistema de justicia juvenil del estado. EFE
