El Gobierno de RDC confía en que el brote de ébola acabe antes de fin de año

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Foto: Archivo

El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) confía en poder declarar el fin del brote de ébola que sacude la zona noreste del país antes de que acabe este año, dijeron hoy a Efe fuentes de la respuesta contra esta epidemia que ha causado ya casi 2.200 muertos.

“Es verdaderamente posible (…) Y es el plan, es la voluntad”, indicó el coordinador general de la respuesta contra el brote, el doctor Steve Ahuka Mundeke.

Sus palabras llegaron después de que el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, expresase el viernes durante una visita a Alemania su seguridad sobre que la epidemia tendrá su punto y final antes de 2020.

“La voluntad del jefe del Estado es poner fin a la epidemia y nosotros, los técnicos, trabajamos en ese sentido. La vacunación está yendo bien con la Johnson & Johnson (introducida hace unos días para complementar a otra que se venía utilizando desde el principio del brote). La frecuencia es buena y la gente se adhiere”, detalló el coordinador.

Aunque los problemas de inseguridad -con un centenar de grupos armados operando en la zona- ralentizan a veces los movimientos, el técnico sanitario valoró como “muy importante” el apoyo de las comunidades y considera que la epidemia está ya “estabilizada”.

Esto es debido a que, desde hace unas semanas, los expertos han detectado una reducción notable en los casos, que han pasado de unos cien por semana en julio pasado a alrededor de veinte en la actualidad.

Esta epidemia se declaró el 1 de agosto de 2018 y está localizada en las provincias congoleñas de Kivu del Norte e Ituri (noreste).

En total, según los últimos datos ofrecidos por el Gobierno congoleño (actualizados a 16 de noviembre), el balance que deja es de 2.195 fallecidos y 3.292 casos.

Esas cifras lo convierten en el brote más letal de la historia de RDC y el segundo del mundo por muertes y casos, tras la epidemia que sufrió África Occidental en 2014.

El control del virus, que se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, se vio complicado por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y por la inseguridad en la zona afectada.

En la lucha contra la propagación fue clave la aplicación de la vacuna experimental rVSV-ZEBOV, fabricada por los laboratorios farmacéuticos de Merck (EE.UU.).

El 14 de noviembre se empezó a aplicar una segunda vacuna en la zona, donada por el fabricante farmacéutico Janssen (filial de la empresa estadounidense Johnson & Johnson), que se suministra en dos dosis. E