Foto: Suministrada
El adecuado cuidado de la piel es uno de los mayores interrogantes de las personas en la actualidad, pues se desea tener un cutis firme y limpio de impurezas o manchas que son causadas por las exposición al sol, el consumo de ciertos alimentos o la génetica; ahora bien, hay que tener en cuenta que el cuidado del rostro va cambiando según la etapa en la que la persona se encuentre.
Gracias a la marca sueca FOREO, las personas pueden conocer realmente qué tratamiento necesita su rostro luego de pasar por un dispositivo aplicador de mascarillas de alta tecnología que combina diferentes terapias que estimulan la piel para potenciar el tratamiento y que sea realmente superior a una mascarilla convencional.
Si usted se encuentra en los veinte años, su cutis está repleto de colágeno, luminosidad y flexibilidad, pues las células andan a millones y se regeneran a un ritmo óptimo. Es probable que sufra de algún tipo de acné debido a la generación de hormonas y los cuidados respectivos serían productos suaves y concentrar sus fuerzas en prevenir cualquier daño con el uso de protector solar. Además, de limpiar la piel cada noche para liberar los poros de impurezas y maquillaje.
En los treinta, los cuidados de la piel deben ser mucho más intensos y no pueden limitarse al simple uso de protector solar pues las células no están funcionando de la misma forma, comienzan a verse las líneas de expresión y las manchas causadas por el sol. La recomendación es usar un limpiador con alfa hidroxiácidos (AHA) o ácidos orgánicos que son solubles en agua y suelen obtenerse de frutas y vegetales, además usar productos con antioxidantes como el té verde o blanco y la vitamina C, que protegerán tu piel de los radicales libres dañinos.
Sobre los cuarenta se ven más las líneas de expresión, se pierde el colágeno y la elasticidad de la piel por ello se recomienda un limpiador cremoso (en lugar de gel) en la mañana y en la noche. Para hidratar la piel hay que tener entre sus productos consentidos, las cremas, lociones o sueros que contengan al menos dos tipos de antioxidantes, como licopeno, té verde o soya.