Foto: Archivo referencial
Un componente de la leche materna que no se encuentra en la leche vacuna ni en la leche en polvo destruye las bacterias dañinas y a la vez permite el desarrollo de bacterias benéficas, algo que los antibióticos no logran, según un reporte de la Universidad de Iowa (UI).
La investigación, en colaboración del centro hospitalario National Jewish Health, encontró que el monolaurato de glicerol (GML) de la leche materna destruye el estafilococo áureo y el bacilo “subtilis”, como mismo hace con el clostridio “perfringes”, el agente más importante que causa la gangrena gaseosa.
“Nuestros hallazgos demuestran que los altos niveles de GML son exclusivos de la leche materna e inhiben fuertemente el crecimiento de bacterias patógenas (o dañinas)”, destacó al presentar los resultados Donald Leung, uno de los autores del informe.
La ventaja del alto contenido de GML en contraposición con los antibióticos es que estos últimos destruyen las bacterias dañinas pero también eliminan las bacterias benéficas, señaló por su parte Patrick Schlievert, autor principal y profesor de microbiología e inmunología de UI.
Por el contrario, el GML de la leche materna favorece el crecimiento de la bacteria conocida como enterococo fecal, que ayuda al fortalecimiento de las defensas del organismo.
“Los bebés alimentados con leche materna tienen altos niveles de bacterias bífidas, lactobacilos y enterococos bacterianos, todos beneficiosos”, anota el informe, que ha sido publicado en la revista Scientific Reports.
Durante el experimento, los científicos separaron el GML de la leche materna y lo adicionaron a la leche vacuna. Con esta modificación, la leche de vaca también se convirtió en antimicrobiana.
Schlievert y Leung están gestionando una patente legal para utilizar el GML como un “aditivo benéfico” a la leche de vaca y a la leche en polvo para bebés, algo que la investigación recomienda para mejorar la protección de los lactantes. EFE