La Fibrilación Auricular es la arritmia cardiaca más frecuente, según el artículo Generalidades de la Fibrilación Auricular de la Revista Colombiana de Cardiología cerca del 3,6% de los pacientes mayores de 60 años en Colombia pueden sufrir fibrilación auricular. Hoy, se conoce que la incidencia ha aumentado de forma importante y en la última década se presentaron alrededor de 2.000 casos por 100.000 habitantes, tanto en hombres como en mujeres1.
Con el fin de evitar la formación de coágulos dentro de las aurículas se usan medicinas anticoagulantes, estas hacen que la sangre se vuelva más líquida y no permiten que se generen embolias. Desafortunadamente, al generar que la sangre esté más líquida el principal efecto adverso de estos medicamentos es el sangrado, el cual representa un riesgo especialmente en casos de emergencia como cirugías o procedimientos. Los medicamentos anticoagulantes se han usado en esta enfermedad durante más de 70 años y gracias a los avances de la ciencia en el momento tenemos disponibles medicamentos que tienen muy bajo riesgo de sangrado y facilidad de utilización. Pese a esto, aún hay en el mundo millones de pacientes que, aunque conozcan que tienen la enfermedad y el riesgo que corren, no se toman los medicamentos anticoagulantes.
Para Ana Cristina Montenegro, médica internista vascular y jefe de la clínica de enfermedades vasculares de la Fundación Santa Fe de Bogotá “El problema es que muchos pacientes no se toman los medicamentos anticoagulantes por un temor desmedido al sangrado sin pensar que el temor más grande debería ser a una trombosis que puede generarles un gran compromiso de su calidad de vida e incluso la muerte. Estos nuevos medicamentos son muy seguros y en el caso en el que el paciente requiera una reversión de su anticoagulación, porque requiere una cirugía o tenga un sangrado que amenace su vida, se cuenta con estrategias muy eficaces que garantizan la seguridad del paciente”.
Con el fin de disminuir el riesgo de sangrado los pacientes y cuidadores deben tener presente: tomar las dosis exactas que su médico le haya pautado, nunca cambiar las dosis, no automedicarse y advertir su condición de “paciente anticoagulado” siempre.
En la actualidad las instituciones prestadoras de servicios de salud y los médicos cuentan con protocolos de manejo ante situaciones de emergencia en estos pacientes. Existen medicamentos capaces de revertir el efecto del fármaco anticoagulante. El agente reversor, como se le conoce, responde ante situaciones críticas inhibiendo la acción del anticoagulante y controlando así sangrados severos que atenten contra la vida y permitiendo al médico actuar en situaciones de emergencia o procedimientos donde se deba revertir la anticoagulación.
“Es necesario que los pacientes no tengan temor a anticoagularse, en la actualidad tenemos implementadas prácticas seguras que garantizan su cuidado y bienestar. Existen herramientas que facilitan la actuación médica ante situaciones de emergencia. ¡No hay porque tenerle miedo al sangrado! Reemplazar sangre es más fácil que reemplazar neuronas”, aseguró Montenegro.
La Fibrilación Auricular se caracteriza porque en lugar de una sola onda eléctrica para cada latido, la actividad eléctrica de la aurícula se desorganiza y se vuelve caótica haciendo que no se contraiga de forma uniforme y generando finalmente que el pulso se vuela irregular (no rítmico).
La mayoría de las veces aparece en personas con hipertensión arterial o con otras enfermedades del corazón. El síntoma más frecuente son las palpitaciones, generalmente son rápidas, y cansancio o fatiga al realizar las actividades cotidianas.
La principal complicación de esta enfermedad se genera por la acumulación de sangre en las aurículas debido a la contracción inadecuada; esta acumulación favorece la formación de coágulos, estos pueden salir del corazón y pueden obstruir cualquier arteria del cuerpo. Al obstruirse la arteria, esa parte del cuerpo deja de recibir sangre y pierde su función, este proceso se conoce como embolia y es muy grave, especialmente cuando es en el cerebro y allí es donde más frecuentemente viajan los coágulos en los pacientes con fibrilación auricular.