Una pareja de Nueva York que se gastó más de 100.000 dólares en la fertilización in vitro con la que esperaba tener dos mellizas, tuvo dos varones de diferente raza a la de los padres, procreados con los embriones equivocados, informaron los medios.
“La gestación de embriones es un proceso muy difícil y los errores humanos no son raros en las clínicas de fertilización in vitro”, dijo el experto Jake Anderson a la cadena de televisión CBS News.
En su demanda legal, la pareja, que contrajo matrimonio en 2012, afirmó que la Clínica CHA de Fertilidad sabía de la equivocación con los embriones e intentó ocultarla.
En su sitio de internet CHA Fertility Center afirma que es “una de las más destacadas” redes de tratamiento de fertilidad del mundo y que ha “realizado los sueños de decenas de miles de familias” en 22 países.
Cuando ocurrieron los nacimientos, en marzo, según la demanda, el padre y la madre, que son ambos de origen asiático, se sorprendieron al encontrar que ninguno de los bebés tenía las características de su raza.
Los exámenes genéticos confirmaron que los bebés pertenecían a otra pareja, lo que llevó a los demandantes a tener que ceder la custodia de los bebés a sus parientes biológicos.
La pareja demandante, identificada solo como Y.Z y A.P., había viajado a Los Ángeles para el tratamiento de fertilización in vitro en enero de 2018, y un primer intento de FIV fracasó en julio de ese año.
Según el diario The New York Post, un segundo intento un mes más tarde tuvo éxito, pero la pareja sostiene que expresó su preocupación desde que se le informó que gestaban dos varones, cuando los dos embriones viables que obtuvieron eran femeninos.
De acuerdo con la demanda, los médicos Joshua Berger y Simon Hong, copropietarios de la clínica de fertilidad, indicaron a la pareja que el sonograma “no era una prueba definitiva”, e incluso el primero les dijo que su propia esposa había tenido una experiencia similar.
Pese a que a lo largo de todo el embarazo la clínica insistía en que esperaban dos mellizas, el 31 de marzo A.P. dio a luz mediante cesárea y de inmediato fue evidente que los bebés eran varones y no compartían su ancestro asiático.
Después, las pruebas genéticas demostraron que los pequeños no estaban relacionados genéticamente ni el uno con el otro, ni con Y.Z. y A.P.
No solo la pareja demandante se vio forzada a entregar los bebés a sus padres biológicos, sino que, además, no saben qué ocurrió con sus dos embriones femeninos.
“Desde un punto de vista médico, desde la extracción de óvulos hasta la transferencia al útero hay muchos pasos en el proceso”, dijo la ginecóloga Jessica Shephard a la cadena de televisión FOX.Efe